y volviéndolas a montar. No parecía estar interesado para jugar con aquellas máquinas sino que le fascinaba conocer como estaban hechas y qué era el mecanismo que las hacía funcionar. Cuando lo averiguaba, colocaba el juguete en su estantería y no volvía a tocarla; tampoco dejaba que su hermano pequeño tocara ninguno de sus juguetes.
Tenía un mundo muy personal y resultaba difícil que lo compartiera con otros niños. En la escuela su profesora ya había mostrado preocupación por Xavier. A pesar de su inteligencia, no tenía ningún interés por las tareas escolares y su rendimiento académico no era el que se esperaba. Era muy difícil hacer que Xavier trabajara en grupo con otros niños. En el patio siempre estaba solo y, cuando ocasionalmente intentaba incorporarse al juego de sus compañeros, su manera de actuar era tan torpe e ingenua que provocaba risas y burlas por parte de los otros niños.
Aunque en Xavier no era un niño agresivo, en algunas situaciones mostraba fuertes pataletas y conductas inadecuadas como lanzar objetos o picar. Era especialmente difícil la clase de Educación Física, en la cual Xavier mostraba altos niveles de ansiedad, dificultad para seguir las normas y escasa comprensión de las reglas básicas que rigen los juegos y deportes de equipo. Si se lo forzaba a participar en estas actividades, sistemáticamente aparecían fuertes enfados y marcado oposicionismo.
Aunque los padres de Xavier ya lo describían como un niño peculiar antes de cumplir los 4 años, no empezaron a alarmarse hasta el momento en el cual el niño se incorporó en la escuela.
Las grandes dificultades para relacionarse con los compañeros, los problemas de atención dentro
del aula y el bajo rendimiento escolar fueron, entre otros, los motivos que impulsaron los padres a buscar ayuda. Después de varias consultas a diferentes profesionales del ámbito de la educación,
la medicina y la psicología, y después de recibir diagnósticos tan dispares como déficit de atención e hiperactividad o trastorno emocional y de conducta, finalmente informaron la familia que Xavier presentaba Síndrome de Asperger.
En los últimos años se ha incrementado el número de familias que, como la de en Xavier, se tienen que enfrentar a esta etiqueta diagnóstica tan poco conocida a nuestro país.
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