Ira



Todos vamos por la vida como toros en una tienda china. Un golpe aquí, un golpe allá, haciendonos daño a nosotros mismos, a otra gente. El problema es intentar descubrir como controlar el daño que hemos hecho, o el que nos han hecho. A veces el daño nos pilla por sorpresa, a veces creemeos que podemos arreglar el daño, y otras veces el daño es algo que ni siquiera podemos ver. Todos estamos dañados, parece. Algunos más que otros. Cargamos con el dolor desde la infancia y luego, como adultos, damos todo lo bueno que podemos conseguir. Últimamente, todos hacemos daño y luego nos metemos en la ardua tarea de arreglar todo lo que podamos
En la vida nos han enseñado que hay 7 pecados capitales. Todos conocemos los grandes... Gula, orgullo, lujuria. Pero no se escucha tanto hablar de la ira. Quizá sea porque creemos que la ira no es tan peligrosa, que se puede controlar. A donde quiero llegar es a que quizá no le demos a la ira suficiente importancia. Quizá pueda ser mucho más peligrosa de lo que creemos. Después de todo cuando se trata de comportamientos destructivos llegó a los 7 principales. Así que ¿qué hace que la ira sea diferente a los otros 6 pecados capitales? Es muy simple realmente, te entregas a un pecado como la envidia, o el orgullo y solo te haces daño a ti mismo. Prueba la lujuria o la codicia y solo te harás daño a ti mismo y quizá a una o dos personas más. Pero la ira, ira es el peor de todos... el padre de todos los pecados... La ira no solo te puede llevar hasta el extremo, sino que cuando lo hace, puedes llevarte a demasiada gente contigo.

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